EL INICIO



        Este proyecto se inició hace casi un cuarto de siglo y se consolidó una tarde lluviosa de octubre del 2001 en la 
 Capilla de la Universidad de Sevillacuando un mexicano y una española se daban el "sí, quiero". A pesar de estar en los albores del siglo XXI se repetía la historia: se producía el choque de culturas entre dos pueblos que no eran tan diferentes pero que tenían distintas formas de percibir la vida y la muerte, de usar el lenguaje, de entenderse. Este blog es un recorrido por esos primeros encontronazos, por esos años de llevar la vida encerrada en una maleta y de descubrir nuevos mundos.     
        Viajar es algo inherente a la naturaleza humana. Los primeros homínidos eran nómadas y aunque sus traslados estaban más relacionados con la búsqueda de comida y de protección contra las condiciones climáticas incluía siempre un componente de misterio y aventura, de descubrir nuevas tierras y gentes, de buscar el origen de las cosas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Pero viajar también es dejarse llevar por lo desconocido, adentrase en el corazón de la selva y enfrentarse con uno mismo. Hoy en día los seres humanos seguimos distinguiéndonos entre aquellos que son nómadas y aquellos que son sedentarios. Cuando nos casamos mi marido y yo pertenecíamos al primer grupo. Hoy, me gustaría pensar, estamos más en el segundo. 
        El día que me dijeron que tenía que hacer las maletas e irme a Chile entré en pánico. Me negué. Pataleé. Lloré. No sirvió de nada. A los quince días estaba subida a un avión con destino a Santiago. Tenía veinticinco años. Ese día, aunque entonces no lo sabía, no solo dejaba mi casa, sino que también abandonaba mi infancia. Dejaba el mundo protegido de mis padres y mi familia para iniciar mi particular viaje por el mundo de la mano de un mexicano que conocería en esa primera parada.   
        En el siglo IV d.C. una mujer de origen hispano emprendía un largo viaje recorriendo los lugares sagrados que aparecían en la Biblia. Fue una mujer culta que dejó testimonio de sus vivencias en un libro de viajes, Itinerarium ad Loca Sancta, muy anterior al de Marco Polo publicado en el siglo XII. Esa mujer se llamó Egeria y hoy, yo, me apropio de ese nombre y de ese legado. 

Egeria            

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