1ª CARTA – CHILE 22/JUN/1998
Mis muy queridos amigos,
El aeropuerto estaba cubierto por
una espesa niebla así que nos vimos obligados a dar varias vueltas hasta que se
despejó lo suficiente como para poder aterrizar. La ciudad de Santiago se
encuentra rodeada de montañas y el río Mapocho la atraviesa de este a oeste
como si fuera su espina dorsal.
–¿De dónde son?
–De España, somos españolas.
–¡Olé! ¡Viva España! ¡Vivan los
toros! ¿Bailan flamenco? ¿tocan la guitarra?
–No, la verdad es que nada de
nada: ni flamenco, ni guitarra, ni toros.
–¿Cuál es el río que pasa por
Santiago?
–Lo siento, la verdad es que no
lo sé.
–¡El Mapocho! El grandísimo
Mapocho… ya lo van a ver…
Llegado a este punto tengo
recuerdo a mi amiga preguntándome en un susurro si el conductor hablaba
español. He descubierto que, aunque todos hablamos español, no lo hacemos ni dela misma forma ni con el mismo sentido. Estoy segura de que si soltamos a un
andaluz en medio de Santiago tampoco lo iban a entender. En estos dos días en
la capital chilena me he enfrentado a más dificultades lingüísticas de las que
esperaba.
Egeria
PD. El Mapocho no resultó ni demasiado grande ni demasiado impresionante no así la ciudad. Nos sorprendimos con una ciudad moderna llena de edificios vanguardistas, calles amplias y bien cuidadas. La arquitectura es, en mi opinión, lo más grandioso de Santiago de Chile.
Comentarios
Publicar un comentario