Tu vida en una maleta
Viajar por muchos países te obliga a economizar las cosas que llevas contigo. Si compras algo te ves obligado a desechar algo. Todo lo que tienes tiene que caber en una maleta. O eso es lo que dice la teoría.
Mi maleta se fue haciendo cada vez más grande a medida que iba viajando. Al principio era de tamaño mediano, luego pasó a grande para terminar convertida en tamaño jumbo. En algún momento añadí una maleta de mano y con el tiempo empecé a factura dos maletas... En el último traslado, el que nos trajo a México, facturamos ocho maletas, dos perros, dos niñas y un bebé. Para entonces nuestra vida no cabía en una maleta y además de lo que llevábamos con nosotros (lo imprescindible para sobrevivir un mes) enviamos un container por barco con el resto de nuestras cosas.
¿De dónde somos? Es difícil de contestar: soy española, soy mexicano, nací en Chile, nací en España, nací en México... Somos de donde estamos. Nuestra casa es nuestro país, nuestro centro, lo que nos une. Quizás, por eso, trasladamos nuestros muebles, nuestros libros, los álbumes de fotos, los juguetes. Acumulamos todo aquello que nos es importante y que nos da raíces. Raíces para no perdernos, para encontrarnos, para saber de dónde venimos y quiénes somos. A veces, tienes el sentimiento que eres un barco a la deriva, un árbol sin raíces y lo único que nos da seguridad es el hecho de que nuestro núcleo familiar está unido. Que todos vamos en el mismo barco, vivimos en el mismo árbol.
El año pasado entramos en crisis. Nuestra hija mayor terminaba el colegio y tenía que escoger universidad. Temblamos. ¿Se irá de casa? Al final escogió quedarse. Su facultad está a 10 minutos. Suspiramos aliviados.
En cada país que hemos vivido hemos dejado un poquito de nuestra alma y a la vez nos hemos llevado grandes experiencias y amistades. Cada vez se ha vuelto más duro hacer las maletas y cambiarse. Creo que nuestras raíces crecieron y se hicieron más profundas... Ahora somos mexicanos.
Comenzaba este blog diciendo que al principio éramos nómadas. En estos momentos, tras más de diez años viviendo en México, nos consideramos sedentarios. La evolución natural de los seres humanos ¿o no?
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