Curiosidades del viaje de Egeria

Al leer sobre el viaje de Egeria descubrí cosas que me sorprendieron mucho. Aquí algunas de ellas: 

Medidas del tiempo y de distancia en la Antigua Roma

            En la Antigua Roma todos los días tenían doce horas de luz y doce de oscuridad, aunque eso significase que una hora en junio durase más que una hora en diciembre. El 21 de junio la hora podía durar, según nuestros estándares, 1 hora y 20 minutos mientras que el 21 de diciembre la hora tendría 40 de nuestros minutos. Esto se debía a que medían el tiempo con un reloj solar que estaba dividido en 12 partes. Así, cuando leemos que estaban en la hora octava significa que la sombra llega a la octava varilla y eso puede corresponder aproximadamente con las dos de la tarde.

Cuando viajaban el espacio que recorrían en un día solía corresponder con la distancia entre dos mansiones o postas para viajeros, de ahí que a veces describieran el espacio recorrido en función del número de mansiones que habían pasado. Por ejemplo, si para llegar del punto A al punto B tenían que pasar por dos mansiones dirían que la distancia es de dos mansiones, es decir, de dos días. Por supuesto la distancia dependería de la dificultad del camino. Un camino más llano y fácil de transitar haría que la distancia entre las dos postas fuera mayor.  

Souvenirs

            La hospitalidad es un hábito de gran importancia en el mundo clásico, basta leer la Odisea de Homero para comprender que era muy importante acoger, alimentar y atender al visitante extranjero y desde entonces es una costumbre muy arraigada en nuestra cultura. Durante su viaje Egeria fue recibida por numerosos hombres santos que no dudaron en darle alojamiento cuando así era necesario y guiarla hasta los sitios que deseaba visitar. Lo sorprendente es, que mucho antes de que existieran los souvenirs, los viajeros recibían unas eulogias o presentes, como recuerdo del lugar que estaban visitando (40).

Anécdotas curiosas

Egeria, además de observar y visitar los lugares menciona algunas historias curiosas sobre lo que está viendo en las que podemos detectar su sentido del humor. Por ejemplo, sobre la adoración al Lignum Crucis en el Gólgota cuenta lo siguiente:

El obispo, sentado, oprime con sus manos el sagrado madero, mientras que los diáconos situados alrededor lo vigilan. Y lo custodian de esta manera porque cuentan que, en cierta ocasión, alguien clavó los dientes y robó una astilla de la santa reliquia. Por eso ahora los diáconos la vigilan, no sea que alguno al pasar se atreva a hacer lo mismo. (Pascual 32)

        Otra anécdota de la que habla es sobre la supuesta correspondencia entre Jesús y el rey Abgar según la cual nadie podría atacar Edesa (actual Sanliurfa, en Turquía). Cuando los persas intentaron atacar la ciudad el rey sacó las cartas y una densa oscuridad lo cubrió todo impidiéndoles encontrarla. Luego quisieron asediarla y cortar el flujo de agua, pero brotaron unos manantiales en el Palacio con el agua más pura y el agua que corría por el exterior se secó obligando a los persas a marcharse ya que no había fuentes de agua donde abastecerse (Pascual 77-80)

 

Referencias

Egeria. Viaje de Egeria. El primer relato de una viajera hispana. Edición, prólogo, traducción y notas de Carlos Pascual. La línea del Horizonte Ediciones, 2017. Kindle. 


Egeria, la bloggera del siglo IV

El viaje de Egeria

Santa Helena y el nacimiento de una tradición

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