NAVEGANDO POR EL RÍO DE LA PLATA
Hay ciudades que se caracterizan por sus montañas como Santiago de Chile, otras por su mar como San Juan de Puerto Rico y algunas por sus ríos como son el caso de Sevilla y Buenos Aires. Mientras que el Guadalquivir es un río de aguas tranquilas que surca mansamente hasta su desembocadura en Sanlúcar el Río de la Plata a la altura de la capital bonaerense, es casi un mar. Un río de aguas cafés y tan ancho que no se ve la otra orilla. En frente, en algún lugar, queda Uruguay y la ciudad de Colonia.
A última hora de la tarde enfilamos de regreso al puerto. Teníamos reservas para cenar en el restaurante Piegari, uno de nuestros favoritos. A unos cien metros del puerto todo "nuestro gozo en un pozo", nos tuvimos que parar y esperar a que subiera la marea ya que corríamos el riesgo de encallar. El cascos del barco, que era de acero y muy pesado, no podía navegar en aguas tan poco profundas. Nuestro amigo, para compensarnos nos preparó unos espaguetis con tomate en la cocineta del barco que nos comimos en la cubierta mientras esperábamos poder volver a puerto. A las once de la noche la marea había subido lo suficiente como para poder regresar.
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