El tango es parte de
la cultura Argentina y no solo te lo encuentras por la calle, sino que hay
múltiples lugares donde poder aprenderlo o practicarlo. En la Recoleta, los
sábados por la mañana, daban clases de tango y algunos de mis compañeros no se
las perdían. Por supuesto también había lugares para turistas donde ofrecían cenas con espectáculo de tango incluido. Algo similar a los espectáculos de Flamenco que te ofrecen en España. De una de esas visitas guardo una foto horrorosa que nos dieron al salir en la que mi marido, mi hija (de un año) y yo estamos "fotoshopeados" como si fuéramos auténticos bailarines de tango.
Pero el auténtico tango no se baila en los lugares turísticos, se baila en locales de barrio frecuentados únicamente por los parroquianos. Recuerdo con cariño a Omar, el señor que venía a recogerme al
aeropuerto o me llevaba a él cuando tenía que viajar. Pertenecía a una empresa
de Remís (el Uber de entonces). Era muy simpático y le encantaba el tango, por
aquel entonces debía rondar los 60 años. A veces venía a recogerme a primera
hora de la mañana y llegaba directamente de pasarse bailando toda la noche. ¡Era
incansable! El día que me marché de Bs As me regaló un
mate con una bolsa de
hierba y me explicó como curarlo. El mate aún lo conservo.
Buenos Aires y el tango confluyen en la figura de
Carlos Gardel que vivió a principios del siglo XX. Hay quien dice que es francés y otros que uruguayo, la verdad es que no se sabe a ciencia cierta ni cuándo nació ni dónde. Pasó su infancia en Buenos Aires y se nacionalizó argentino en 1923. Fue él quien popularizó el tango que entonces era un género incipiente en Argentina. Murió en un accidente de avión en Medellín, Colombia, y su cuerpo
está hoy enterrado en
el cementerio de la Chacarita en Buenos Aires donde todavía la gente va de peregrinación a ver a su ídolo. Algunos le piden un deseo y
le ponen un cigarrillo entre los dedos a la estatua de bronce que preside el lugar, si éste se consume el deseo se cumple. La leyenda cuenta que no murió en el avionazo en Colombia, que siguió vivo en Medellín donde el tango cobró furor tras su muerte y que un misterioso cantante de tango que apareció tras su muerte con la cabeza cubierta era realmente él que no quería que lo vieran con el rostro desfigurado tras el accidente.
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